Me recreo en el sentimiento,
ese que un día fue el único protagonista,
cuando apenas comenzaba a levantar el vuelo,
cuando el timón lo gobernaban aquellos
primeros amores, los sueños, los ideales
siempre bien elevados.
Cuando las ganas te convertían en el salvador del mundo...
invencible.
¡Quién no desea recuperar algo de aquel instante
que te hacía grande,
quién no desea seguir viviendo al galope
del mismo ímpetu!
Hoy, la música, como siempre,
me trae aromas de otros tiempos,
y con ellos me recuerda quién soy,
y que los vientos siempre me han mantenido firme,
siempre caminando en una misma dirección.
Ensimismada observo el rastro que
tu mano va dejando.
Huellas en un mar de humores,
en una mar de amores.
Estelas que se evaporan
se desvanecen y disipan,
y entonces el olvido.
Un olvido que nos hace nuevos,
que nos hace vírgenes,
mas nos roba una parte
de nosotros mismos,
desgastando nuestras almas,
desgastando nuestros himnos.
Y entonces olvido.
Olvido el tacto de tus caricias en mi cuerpo,
lo olvido.
Y me entristece este olvido
que deja atrás todo lo vivido.
Y entonces descubro que es solo cuestión de tiempo.
El tiempo necesario para que me olvide de ti.
Y entonces descubro que solo dejaré despojos.
Solo los despojos que me conforman,
solo aquellos que una y otra vez no se fueron contigo.
Necesito tiempo,
necesito tiempo que me dé
permiso para poderme aburrir.
Eso, sin ti, tenue primavera,
no es posible,
preludio de un verano aletargado
de recuerdos de sonidos, calores,
voces e insomnios embriagado.
Vísteme, primavera, de luces de colores la esperanza,
la de un verano que ha de llegar.
Primavera, que en mis soledades te extraño,
también el rosal que habita en mi patio.
Rosa primera de la eterna primavera
que viste brillantes a corazones invernales.
No te escojo rosa de finales,
sino la primera de un sinfín de soles
estivales que quedan por venir.
...y aún no queriendo descifrar sus mensajes,
se han ido desvelando a pequeños golpes,
y he caído
en un pozo donde aún
no consigo ver el fin.
El final de una caída que me permita remontar el vuelo
y recuperarme,
con suerte regresar..., regresar al origen.
Pierdo a grandes bocanadas de realidad mi fe,
quizás ya sin remedio,
y si miro alrededor buscando
la hermosura de un mundo, que aunque me resista,
ella se resiste más,
no alcanzo a ver más que el agujero oscuro
en que caí,
buscando demasiado,
o queriendo saber más de lo apropiado
para una pobre insensata
que solía pensar que el amor lo podía todo.
La palabra es la misma
compartiendo el mismo sentimiento.
Un único corazón que late al mismo son,
por los siglos de los siglos,
pero que en su mezcolanza con otros iguales
se desvirtúa y se diluye,
quedando en este mundo de ese puro sentimiento
tan solo un eco.
El eco de unas palabras
que vuelan libres buscando su origen
al amparo de una muralla.
No te creas cruel destino
que mis deseos no se han de cumplir.
Si en mis días no va a poder ser mío,
en mis noches, sí,
en mis noches, sí.
Porque si la triste realidad es
que no está conmigo,
será mi sueño,
el que desprovisto de tu insidioso, penoso
y aburrido designio,
el que de forma traviesa
me haga un guiño,
y sea en las noches
cuando de forma inesperada y
risueña, aligere el peso de tu yugo
haciendo míos los destellos de su mirada,
probando dulcemente los aleteos de su sonrisa
saboreando la delicadeza de sus labios,
cuando tímidamente me regala
los primeros besos
de una historia,
que porque nunca empieza...
será que nunca acaba.
Cuando abrí el primer ojo
ya había hecho la mitad del camino,
cuando abrí el otro,
ya había regresado,
con tristeza y el corazón de ausencias lleno.
Los pinos que me apuntalaban
yacían en el suelo mutilados,
deshonrados.
Los amigos que me arrancaban la alegría
por allí no habían pasado.
No sentí el crujir de las ramas
ni la caricia del viento en sus hojas,
pero...
pero vino el agua de lluvia a salvarme,
a caer incesante tras de mí sin mojarme,
aunque empapando
sin piedad al magnífico roble,
que con serenidad y pausada fortaleza,
me recordó que el camino está plagado
de encuentros y desencuentros,
de partidas y llegadas...,
que este año no era el año del amigo
sino de la sangre,
para la que se abre un nuevo camino.
Y acompañada toda la senda por el jabalí,
que vino a recibirme,
y por el águila que vino a custodiarme,
comprendo que la vida es solo
"Felices encuentros,
Felices partidas y
Felices reencuentros."
Que la comprensión es algo que no es nuestro
que tan solo es patrimonio de los Dioses.
En cualquier otro tiempo
te hubiese tendido mi mano.
La hubieses agarrado
en cualquier otro tiempo,
tal vez, no lo sé.
Hoy solo veo el tiempo pasar,
solo veo los días pasar.
Aunque avanzo, vuelvo a sentir ese miedo,
el miedo a no saber si seré capaz de avanzar.
Otras veces tuve ese miedo,
antes, cuando solo veía el tiempo pasar.
Tócame, y deja que fluya.
Que tu mano sea la lluvia serena,
esa que empapa.
Que sea la ternura.
Que inunde los campos
y penetre en este yermo
espacio de llantos al amanecer.
Tócame como el agua toca los verdes prados.
Tócame, y deja al alma fluir.
Y quién conocerá al hombre.
Costilla intrincada en la tierra
a la que no desea el bien.
Su color es el de la tristeza,
la tristeza amiga que nació con él.
Lágrimas en las que desembocan
las risas y las penas.
Hay veces en que la muerte me viene a visitar
aunque nunca dice palabras,
solo trae aires de otros tiempos
que en esta vida
nunca llegaré a conocer.
Despliega su capa sobre mí
y me reconforta
recordando que tengo un hogar al que regresar.
La esquina de la calle por la que sueles pasar de largo cada día.
Pasas de largo y yo te miro de reojo.
No acierto a ver si tú me miras a mí,
¡tu caminar es tan rápido!
Y una presión en el pecho me intenta ahogar
cuando sin poder retenerte
el deseo es febril,
pero huyes y desapareces por el otro quicio
de la casa en ruinas donde no me
atreví a esperar.
Con gritos sordos es como yo me lamento
por el agujero que dejas cada día en mi entraña.
Inmenso el desespero por una vida que pasa,
unos recuerdos que incitan a revivir
una realidad que ya no existe, ya no es,
y, sin embargo, está.
Ya no eres quien solías,
ya no soy quien solía ser,
ya no seré quien quería llegar a ser. Es tu juego,
y no me he dado cuenta de la forma en que he entrado en él.
En cada suspiro una lágrima,
en cada lágrima un suspiro,
un viento que lo arrastra,
una congoja,
un amigo que sufre...
un minuto que se aleja.
Una vida inmersos en un error.
El error habita entre nosotros,
nosotros mismos somos el error.
Un error cometido por todos y cada uno
que poblamos esta tierra.
Pobres inocentes vienen al mundo
condenados,
inconscientes aún
de sus grilletes
impuestos por el mismo error.
Un error que dirige la vida,
una vida que no es vida,
solo un transitar desquiciado
por las manillas de un reloj.
Me lo guardo todo
y aún así
tengo las manos vacías.
Vacías del tiempo que se escapa,
no es nada nuevo,
vuela lejos y se lleva el equipaje,
ese que yo creía mío,
que algún día sería mío,
dejando la maleta vacía,
esperando impasible,
seria, incluso abandonada
detrás de una puerta
que siempre se abre
en la dirección errada.
Tiempo que viajas de estación seca a
habitación embrujada,
dime,
dime si tras su puerta espera una maleta
fría de sueños,
de caricias helada.
Huyo del conflicto
y callo y callo,
y tan solo hablo con aquellos a quien quiero.
Quiero y entonces hablo y hablo lo que pienso
y casi nunca me libro del descontento.
Pienso lo que pienso
porque antes primero lo siento,
y siento y lo pienso,
porque pensar sin sentimiento,
eso es solo cuento.
Primero siento, luego pienso y luego creo.
Creo firmemente en lo que siento,
a veces, no tanto en lo que pienso.
Creo en tres máximas.
(1)"El amor enseña a enseñar", una.
(2)"Cuanto más es, menos parece:
un verdadero Maestro se hace invisible", la segunda.
Y la tercera, (3) "un Maestro lo que consigue
con dificultad lo da fácilmente."
Dos amores llenan mi vida:
el amor a los niños y a los animales.
Dos amores que son solo uno.
¡Y cuánta lágrima
cuando es el ego el que mueve al mundo!
¡Cuánto profesor que no quiere ser Maestro,
y que así va reduciendo su divino desempeño
a otras tareas ajenas,
impuestas por dicho puesto!
Me duele y me lamento cuando
el profesor que no quiere ser Maestro,
es desde su ego desde el que desempeña
su puesto, y pisa la dignidad, se aprovecha,
se lucra con su pupilo, que es persona,
a la que debiera profesar amor eterno.
Son niños, niños son,
infantes o adolescentes, deseosos de encontrar un modelo al que seguir el ejemplo.
Teatro, mucho Teatro
de puertas afuera,
poco amor y mucho ego
de puertas adentro.
*Ser y tener
(no todo es saber)
(1) Padre Grass, Fundador de las Hijas de Cristo Rey.
Cada una de las palabras que exudo
tienen un nombre.
Largo, corto,
romano, hebreo o germano.
Cada una bautizada con el nombre
que el viento atrajo a ese momento.
Y, sin embargo, no pretendo otra cosa
que alejarme del mundo.
Del mundo ciego, sordo y mudo.
Cada una de las palabras que me materializan
tienen un nombre.
Hoy es hebreo, mañana, quizás griego o romano,
y, sin embargo, mi realidad es una.
La real es otra.
Pero y si te dijera,
antes que me venza el sueño,
que no es a otro al que yo quiero.
Que es muy poca cosa lo que yo de ti espero.
Solo quiero saber de qué color tienes la mirada
en la mañana cuando el gallo canta.
A qué huele tu pelo cuando libre
revolotea al son del viento.
A qué saben tus caricias cuando, de forma intencionada,
pasas tu mano por mi cara.
Cómo suenan tus latidos cuando tus labios
alegres o dormidos, humedecen los míos.
Cómo suena tu sonrisa
cuando me la regalas sin yo pedirla.
Solo quiero que mis palabras sigan
llevando tu nombre,
solo por un rato,
por eso, te pido
que no dejes de mirarme.