El miedo habita en nuestros corazones.
Somos niños indefensos ante el temor
de perder.
De perder lo que sea
que en nuestro interior nos hace grandes.
Pero lo que sea que nos hace grandes
es imposible de perder,
de dejar por ahí abandonado
en un banco del parque o
el suelo de algún bar.
Del mismo modo
que no puedes
dejar olvidado en el alféizar
de cualquier ventana
de cualquier ventana
tu corazón.
Inseguridad, ¡qué lindo nombre tienes!
que por él se abandonan sin librarlas
legendarias e insignes batallas.
Muy bonito, Pilar.
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