sábado, 26 de septiembre de 2020

Emma

                                                                                                                                              
   
Hay un castillo

arriba, en un risco

donde el viento no sopla

ni suena ni espanta. 

Hay un tesoro,

allí en el castillo,

muy bien guardadito

que en su nube me llama. 

Tiene una voz,

dulce y pausada, 

con alegría y desparpajo,

pide "mamá, canta":


Y a la nana

nanita, nana

duerme chiquita

la que no llegaba.


Y a la nana 

nanita nana, 

no oigo tus risas

desde la ventana. 


Y a la nana 

nanita nana, 

duerme mi niña

y a mamá espera. 


A la nana

nanita nana,

sin esperanza,

añorar queda. 

lunes, 20 de abril de 2020

Ausencia

No sé si llueve solo ahí afuera
o si el agua se ha colado
por las rendijas escondidas en cada rincón.

Las rendijas que no vemos,
pero por las que se filtra el oxígeno
que inhalamos en cada respiración.

No sé si llueve solo ahí fuera
o si de forma inesperada
la casa es al completo una inundación.

Y se abre camino a raudales
entre las sillas, las vasijas y los muebles,
mansamente me alcanza y me empapa en mi sillón.

Los sonidos de la calle se vuelven bizarros;
y como por clarividencia
voy entendiendo que todos somos ausencia.

Ausencia de luz, ausencia de sombra,
de calor y de frío,
que nada nos toca y todo nos deja huella.

Quisiera dejar volar los pájaros enjaulados
dentro de mi pecho
pero no sé si en tan largo trecho
encontrarán rama firme
en la que posarse a descansar.

Empapada y todo en calma,
me detengo a reflexionar que
el alma humana se construye
sobre lágrimas de ausencias,
mientras, apoyada en el timón de mi barca,
buscando un naufragio tal vez, a la deriva,
saboreo, reposada, el agua salada del mar.