Mis palabras se forman en un lugar llamado sentimiento.
Que a golpe de martillo en yunque
acaban brotando de unos dedos que escriben,
a borbotones, azules y tristezas,
cielos, ríos o carnavales,
besos, suspiros y músicas...,
a veces, huecos,
huecos tan tremendos
que ni con lágrimas se llenan,
que ni con la sangre del corazón
que ni con puertas abiertas.
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