Como guiadas por un subconsciente colectivo,
armadas hasta los dientes,
deambulando por aquí y por allá,
disparando dardos, envenenados,
dolorosos o placenteros.
Extasiadas y ensimismadas.
Con un plan elaborado,
tejiendo y tejiendo,
como en una tela de araña,
de un hilo irrompible,
que va armando la conciencia humana...
Ahora, vienen a mí y brotan de mi inconsciencia,
otrora, vienen camufladas en otras músicas,
otros latidos...
Palabras sin dueño ni amo,
palabras libres,
que, por su libre albedrío hablan o cantan;
bailan o, simplemente,
van de corazón a boca desnuda,
de soplo de viento a lágrima dormida.
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