Es la boca del narrador
la que cuenta sus verdades.
Es la boca del vencedor
la que esculpe falsedades.
Son las bocas de los muertos
las que narran sus hechos,
los suyos,
la interpretación personal
de lo que cada quien alcanzó a entender.
Son muchos los muertos
injustamente olvidados;
son muchos los mártires
que se adueñan de hazañas
por otros libradas
(es la boca del vencedor
la que esculpe falsedades).
Hechos heroicos, quizás,
bajo el manto del tiempo
y el olvido sepultados.
La historia de la Humanidad
se construye con las grandes culturas
que han sido engullidas
por el gigante imperial.
De ellas, apenas nos queda nada,
tan solo su esencia,
que sutil y callada construye
nuestra propia identidad.
No somos el imperio...
sino cada palabra callada.
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