que me aligera el alma.
Todo cuanto hago es pensando en ti.
Elijo mi vestido,
preparo mi peinado con esmero,
me maquillo,
me visto y perfumo.
Me miro en el espejo.
Enfundo mis pies en unos tacones
de metro, y salgo a la calle.
Voy donde te espero,
pasan las horas,
y baja el vino en la copa.
El minutero que no quiere parar
en la esfera en blanco y negro.
Observo como todo alrededor cambia.
Las gentes vienen y van.
Unos bailan, otros hablan,
otros miran y todos beben.
Una copa, dos copas,
dos palabras sin sentido
y tú que no entras por la puerta.
Quiero beber.
Quiero anestesiarme y no pensar,
no pensar que si me enamoro de ti,
puede que después no vuelva a ser la misma.
Llego a mi casa con el sabor del fracaso en la boca.
Me meto en la cama y...
ese olor a mi casa.
No necesito tenerte, no necesito nada.
Me meto en mi casa,
vuelvo a ser yo, y ¡oh!
aquí no ha pasado nada.
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