Camino absorta por la senda que va apareciendo.
Prendida a un fino hilo que ni dorado ni policromado,
pero fuerte,
fuerte como el coraje de la madre,
como el viento en el huracán.
Un hilo que dirige el camino,
quizás equivocado o
quizás no,
yo solo sé que lo sigo.
Y cada vez que me levanto
y lo emprendo,
dejo en suspenso todo el resto,
y cada fibra de mi ser se entrega
al desvarío,
al desconcierto.
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