Un momento,
y deja marca para siempre.
Y siempre el corazón llora su final,
su presencia permanece pero ya no es más que ausencia.
Un recuerdo.
Un recuerdo que, a veces, vuelve
en forma de melancolía y de deseo inacabado.
Y la historia se repite.
Y ahora no sé si llorar por la pena o
la alegría de haber tenido lo que quería
dos veces en la vida.
Nada es para siempre,
es mi historia.
Nada es para siempre,
solo momentos fugaces que
permanecen.
Los mejores momentos que llegaron a mí,
y aunque no llegaron para quedarse,
dan importancia a mi existencia.
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