El camino,
y entonces mi miedo y yo.
Las palabras,
y entonces mi miedo y yo.
El sentir,
y entonces mi miedo y yo.
No lo merezco,
yo no lo valgo.
Y, ahora sí,
el camino se torna escarpado.
Acacias, orquídeas, tréboles,
fuentes y frutos y ramas,
la hoja perdida del avellano.
Y mi miedo y yo.
Troncos,
barrancos y valles.
barrancos y valles.
Y mi miedo y yo.
Entonces la veo
planear sinuosamente sobre nuestras cabezas,
y descubro que debo llevarle de la mano,
a mi miedo,
a mi ego.
El camino será aún más rocoso y empinado,
pero no habrá nada comparado
a saberme en el camino acertado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario