Con el suave aleteo de unas minúsculas alas
percibí la brisa tenue que despertó
y me sentí parte y me sentí fuera.
En busca de un equilibrio que no,
que en mi no lo he de encontrar,
y siempre en la antesala del orgasmo,
marmórea, eterna,
abandonada en el camino del desconocimiento,
o quizás de la desidia,
siempre enferma de lo humano.
En espera de un algo que no se quiere materializar,
y busco en la magia la gracia
de un tiempo que me dejó tirada sin libro de instrucciones.
Es precioso. Gracias.
ResponderEliminarNo, gracias a ti, y gracias por pasar por aquí, quedarte y comentar. Un saludo
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