Llenas tus pasos de caminos
y el camino se llena de huellas.
La Tierra no es más que un inmenso collage.
Cruces de caminos llenos de recuerdos.
Asfaltos cubiertos de momentos
que con lágrimas infantiles
atamos a nuestras manos,
y de la punta de los dedos salen hilos,
hilos muy finos que nos atan a la vida,
pero nos engañan con artes de titiritero.
El presente es traicionero,
nos esposa a la monotonía
y mañana nos escupe la verdad a la cara:
no eran más que esos breves momentos,
los que tú has dejado pasar.
Momentos transitados en el patio de un colegio
mientras un niño agarrado a tu pierna te impide andar,
y llorando amargamente te dice que no quiere dejar
el pasado atrás.
Entonces la ternura te invade y mientes,
te mientes prometiendo que más tarde volverá,
que más tarde volverá...
A Dani, el niño aferrado a mi pierna, por el día de su graduación.